20/01/2017 – El fundador del Dojo Satori recibe una grata sorpresa para celebrar el 40º aniversario de la inauguración del gimnasio.
Tras abrir el gimnasio y pasar por la playa de Montgat para revelarse contra la ola de frio con un baño sólo apto para valientes, el shihan Vicente Sánchez se disponía a afrontar la rutina de un día normal. Sobre el tatami azul y rosa del Dojo Satori, centenares de niños y niñas se instruyen a diario bajo los valores del karate y otras muchas artes marciales. Vicente, todo un clásico en el deporte colomense, no se podía imaginar que el 18 de enero de 2017 se iba a convertir en una jornada especial.
Este año, el Dojo Satori cumple cuatro décadas de vida, hito que merecía ser celebrado. Buscando sorprender al shihan Sánchez mientras éste impartía una clase a los alumnos de más corta edad del dojo, un numeroso grupo de maestros del karate iniciados en Satori se acercaron hasta la Avenida Pallaresa para mostrar sus respetos a Vicente.
El sensei Jonathan Tineo, sensei Emilio Jiménez, senpai Fernando Solis, senpai Kevin Cid, senpai Javier Gutiérrez, sensei Francisco Benítez, sensei David Silva, sensei Miguel Ruiz y sensei Domingo Sánchez, acompañados por el director técnico de la Federación Catalana de Karate, shihan Basilio Serrano, por el regidor del Ayuntamiento Dani Salgado y por Maribel Servent, representando a Fuji Mae, se personaron en el Dojo Satori para felicitar el 40 aniversario del gimnasio. Vicente Sánchez recibió una sorpresa mayúscula y, literalmente, se quedó sin palabras. Esto fue lo que nos contó justo después de recuperar el habla y superar la emoción.
¿Qué le ha parecido la sorpresa?
La sensación que he tenido ha sido de extrañeza A veces este tipo de actos se huelen, pero yo no tenía ni idea que me ivan a sorprender así. Las cosas que son tan espontáneas, creo que valen por doble.
¿Está satisfecho con la trayectoria que ha tenido el Dojo Satori en estos cuarenta años?
La satisfacción actual es excelente. Incluso me atrevería a decir que estamos mejor que nunca. Llegamos a los cuarenta años trabajando con toda la experiencia del pasado y eso nos permite progresar mucho más rápido en todas las secciones. Los profesionales que estamos al pié del cañón formamos un gran equipo.
¿Cómo ha cambiado el karate?
Es evidente que ha habido avances. Tanto en el deporte como en la sociedad, todo ha evolucionado. Por lo que respecta al karate, cuando yo empecé esta disciplina estaba naciendo en España. Te hablo de hace más de 50 años. Para que yo pudiera entrenar, la policía de la época te exigía un certificado de buena conducta, porque se creía que podía ser peligroso. Las metodologías de entrenamiento han mejorado, igual que toda la parte técnica del deporte. Aun así, para mi lo mejor es que la esencia sigue siendo la misma. Pasa como en el vino. Se puede mejorar la uva, pero el origen es el mismo. En Satori siempre hemos luchado por conservar esa esencia. Hablo de la filosofía de crear buenas personas y hacer el bien en todos los campos de la vida.
¿Por qué empezó a practicar karate y en qué momento decidió montar el Satori?
Yo comencé por coincidencia. Tenía unos 13 años y en mi colegio se hablaba que un francés bajaba a escondidas hasta Badalona para dar clases de algo conocido como karate. Raymond Thomas era militar y había estado en la Segunda Guerra Mundial. Allí tubo sus primeros contactos con la disciplina y la trasladó a España. Cuando él llegó aquí empezó a darnos clases todos los domingos en Badalona. Yo iba andando hasta allí cada día a entrenar desde la Verneda, porque no tenía medios, y siempre esperaba al domingo con muchas ganas. Realmente allí comenzó toda la película del Satori. Después de terminar el servicio militar conocí a gente que quería montar un club en Santa Coloma y nos asociamos. Yo tenía 22 años y al cabo de poco tiempo de estar abiertos compré todas las acciones y me quedé solo en la entidad. La verdad es que nunca pensé que viviría del karate.
¿Le costó atraer a los niños?
En absoluto. En nuestros inicios aquí sólo existía un club de taekwondo y nosotros. La gran mayoría de clubes de karate que han nacido después en la ciudad han sido creados por gente que ha pasado por Satori.
¿Qué le sucedió en el servicio militar por saber karate?
Pues por ser karateka me escogieron como guardaespaldas y chófer del teniente coronel. Lo mío fue un chollo de mili, porque pude disponer de mucho tiempo para entrenar. No fue un servicio muy salvaje.
Con el paso de los años Satori ha conseguido formar un equipo de competición de gran nivel. Cuál ha sido la clave?
Aquí siempre hemos creído en los equipos de competición. Desde los inicios siempre hemos sacado a equipos fuera y siempre hemos estado en primera línea. ¿El por qué? Pues porque lo hemos dedicado todo al karate. El deporte es sacrificio y dedicación. Nosotros contamos con un conjunto de preparadores muy buenos. Jonathan Tineo es mi mano derecha y mi hijo lleva la escuela de karate y se dedica a las katas. Satori se puede lucir a nivel nacional e internacional y en los últimos años hemos ganado campeonatos del mundo y europeos.
¿Cuanta gente ha pasado por el Dojo Satori en estos 40 años?
Pues imagino que podemos llegar a tener un fichero de cerca de 25.000 personas. Ahora, como somos conocidos, nos viene gente de fuera de la ciudad. Si tuviéramos plazas de aparcamiento, no cabríamos en el gimnasio. Ahora mismo, sólo en escuela de karate, tenemos a más de 200 críos, y aparte queda la escuela de danza.
¿Nunca se ha planteado dejarlo?
Nunca. Es cierto que, en los años que estuve vinculado a la política podía dedicarle menos tiempo al dojo. Para mi, el Satori no es un trabajo. Tengo 62 años y la gente me pregunta si me voy a jubilar ya. ¿Si una persona es feliz con lo que hace, por qué lo tiene que dejar? La palabra trabajo indica que haces algo que requiere un esfuerzo, pero para mi estar en Satori no lo es. Cada día bajo aquí a las seis de la mañana a disfrutar. Ni en la peor época de crisis me planteé cerrar el dojo. Hoy, con la ola de frío que está haciendo, a las once de la mañana me estaba bañando en la playa de Montgat. Con esto te quiero decir que, en los momentos mas complicados, es cuando más cosas hay que hacer.
¿Esta es su filosofía?
Sí. La mía y la de Satori. En los peores momentos hay que conseguir estar donde el cuerpo y la mente no quieren ir. Tener frío, no tener dinero, estar mal anímicamente… En general, cuando la cosa flaquea, es cuando hay que entrenar más. El cuerpo necesita estimulación, porque nuestra mentalidad enseguida nos puede dejar fuera de combate. A veces somos débiles y nos rendimos, pero si físicamente estas fuerte siempre vas a tener una mente más equilibrada y encontrarás el camino del éxito. El éxito del Satori también es este: ayudar a la gente a que encuentre su camino.
Ya para terminar…¿Cómo le gustaría celebrar estos 40 años de vida?
Pues mira. Hoy es el día indicado para marcharme a casa y pensar. La sorpresa que entre todos me habéis preparado me obliga a estar a la altura. No os preocupéis. Tendréis noticias de Satori en breve.